Este ya famoso mandil, lo llevaba La Mojigata cuando apenas contaba cinco añitos... Sus abuelos, Elvira y Eduardo, tenían un restaurante en Barcelona llamado "Can Falions" y a La Mojigata le hicieron este mandil para atender a los clientes. Como ella aún no sabía escribir, ellos, amablemente, escribían su comanda y acto seguido, La Mojigata corría a la cocina a llevarle el pedido a su abuela para que lo preparara... Y así empezó la historia de La Mojigata, allá por el año 1982. Ahora, después de tantos años, La Mojigata se ha hecho mayor pero sigue teniendo las mismas ganas de hacer felices a sus clientes, quienes poco a poco, se van convirtiendo en amigos... Esta entrada es un pequeño homenaje a sus abuelos, quienes le enseñaron, que lo más importante en la vida es hacer aquello que a uno le gusta y sobretodo, HACERLO BIEN... Gracias abuelos!
